Para que entiendas cómo es ir a psicoterapia, te contaré primero porque quise ir.
Empieza porque mis planes se derrumbaron cuando llegó el COVID-19. Mi tienda online quebró, no pude entrar a la universidad, no salía de mi casa y sentía que perdía mi tiempo y no podía hacer nada al respecto.
Mi inseguridad se expandió, mi vida amorosa fracasó y me alejé de mis amigos. Definitivamente esto me ponía en un mal lugar emocionalmente, sentía que mi mundo se había derrumbado y con él mis esperanzas.
Cuando lograba entablar una conversación con algunos de mis amigos siempre les decía «todo está genial», pero realmente no quería contar mis problemas y yo sola me ahogaba con ellos.
Sabía que necesitaba ayuda profesional, que mis amigos no entenderían lo que me estaba pasando y mi familia tampoco. Fue cuando le dije a mi mamá que necesitaba urgente ir a terapias.
Así fue, mi madre pudo ayudarme y ahora sí comienza la historia de ¿Cómo es ir a psicoterapia?…

¿Cómo fue la primera sesión de psicoterapia?
Estaba esperando que me recetaran un montón de medicamentos que quitaran la tristeza. Pero, cuando fui a la primera sesión me encontré con la sorpresa, «no va a ser necesario tomarlos».
Sobre el psicoterapeuta que me atendió, su voz estaba llena de mucha ternura. Esto me conectaba aún más con la terapia, él tenía mucha delicadeza al expresarse ganándose mi confianza para poder expresarme sobre lo que necesitaba sanar dentro de mi.
En la terapia conté varias cosas sobre mi vida, visualicé quién quería ser, practiqué meditación y entre todo eso comencé a sanar mi subconsciente.
El subconsciente es donde se almacena toda la información. Sin embargo, no tenemos acceso tan fácilmente a él. Ahí es donde entra en juego las terapias, será la pieza fundamental para ayudar a sanar nuestra profunda mente.

Luego de varias sesiones en psicoterapia…
Después de la primera sesión sentí un pequeño cambio que sería el principio de todo. Así que poco a poco luego de varias sesiones mi mentalidad se fue transformando.
Trabajé mis memorias del pasado, me perdone a mi misma y acepté situaciones que no podía cambiar.
Una de las palabras del psicoterapeuta fue: «Ni la tristeza, ni la ansiedad se irán, sólo debes aprender a controlarlas»
Así en medio de todo esto, di mi primer acercamiento a la regresión.

¿Qué son las regresiones?
Las regresiones desde mi punto de vista es como una especie de terapia. En ella accedemos a memorias que están almacenadas en el subconsciente que dicen ser de algunas vidas pasadas.
Esto anteriormente lo había leído en un libro de Brian Weiss titulado «Muchos cuerpos una misma alma». Nunca pensé que lo iba a experimentar también dentro de mis terapias, así que todavía sigo pensando sobre esta teoría y lo bien que funciona dentro de la psicología tocar temas que no sabíamos que existían dentro del subconsciente.
En mi otra vida tenía una fuerte conexión con mi abuela, pero no veía a ninguno de mis padres. También tuve a un amor pero murió antes de poder casarse conmigo. Dejándome un profundo dolor y creando un decreto universal que sería «no volveré a amar a nadie más».
Así que según mi psicoterapeuta esta es una de las razones por las que se me había dificultado tener una pareja.
Por eso me recomendó decir estas palabras «Yo rompo con todo decreto que haya hecho en mis vidas pasadas que me impiden ser feliz en pareja en el aquí y ahora».

Mi nueva versión después del proceso sanador
A partir de esta experiencia he desarrollado nuevas cualidades que me identifican como persona. Una de ellas es poder aceptarme como soy, sin compararme y pudiendo aceptar la belleza de los demás sin menospreciar la mía.
Aprendí que los amigos verdaderos están siempre ahí sin importar la distancia y el tiempo. Sin olvidar qué, una pareja no es un instrumento, sino un compañero al cuál debemos respetar y cuidar.
Tampoco tenemos el control sobre otras personas. Tal vez podemos hacer algún comentario pero que esa persona cambie no está en nuestro poder, las personas cambian porque quieren, pero nunca porque tu se lo pides.
Lo más importante de todo esto es que puedo respetar los espacios de soledad de otras personas sin sentirme ofendida. Definitivamente no me arrepiento de haber querido entrar a terapias.
La vida ahora no la veo igual que antes, ya no soy esa pequeña que quería renunciar a todo.

¡Mi yo de la infancia ahora está feliz conmigo!
Gracias por llegar a este lugar del texto. Quiero contarte porqué «mi yo de la infancia ahora está feliz conmigo».
Cuando éramos pequeños soñábamos en grande, queríamos ser científicos, astronautas, presidentes. En definitiva, sin importar qué soñábamos. Eso era lo que nos hacía especial, eso era lo que abandonamos una vez fuimos creciendo debido a las decepciones y fracasos.
¿Pero?… Si te encontraras a ese niño o niña, estaría orgulloso de ti por haberte dado por vencido, o estaría llorando así como cuando quieren un dulce y no pueden tenerlo.
Por eso te invito a nunca dejar de soñar, demuéstrale a ese niño que alguna vez fuiste que no eres un adulto como cualquiera. Lleva a ese niño a lograr sus sueños y los más importante, ignorando lo que los demás puedan pensar.
¡Todo está dentro de ti, no te rindas y atrévete a soñar!
Si leíste esto completo házmelo saber en los comentarios, para darte un gran saludo de manera de agradecimiento. ¿Cuéntame que te ha parecido este articulo?
Pingback: ¿Cómo sobrevivir una crisis existencial en Venezuela? - Tatiana Sánchez W